La hora del té
Era una noche oscura y tormentosa. El viento aullaba y las hojas de los árboles crujían bajo su fuerza. Yo estaba en casa solo, tratando de encontrar algo que ver en la televisión para pasar el tiempo. Pero nada parecía mantener mi atención.
De repente, escuché un ruido en la puerta principal. Me levanté para verificar, pero no vi nada allí. Pensé que tal vez era solo mi imaginación, así que volví a mi asiento. Pero el ruido continuó y se volvió cada vez más fuerte. Decidí ir a ver qué estaba pasando. Cuando abrí la puerta, una figura alta y oscura se materializó delante de mí. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras intentaba retroceder, pero era demasiado tarde. La figura me agarró y me arrastró hacia afuera.
Corrí por mi vida, tratando de escapar del terror que me perseguía. Pero no importaba cuánto corriera, siempre estaba allí detrás de mí, acechándome en cada esquina. Llegué a una casa abandonada, entré corriendo y cerré la puerta detrás de mí. Miré por la ventana y vi a la figura acercándose cada vez más. Estaba aterrorizado y no sabía qué hacer.
Exploré la casa en busca de una salida, pero todo estaba oscuro y lleno de sombras. De repente, escuché un susurro que venía de la habitación contigua. Con el corazón en la garganta, me acerqué lentamente y abrí la puerta. Lo que vi me dejó sin aliento. La habitación estaba llena de muñecas rotas y desgastadas, todas con ojos vacíos y sonrisas retorcidas. Pero lo más aterrador era que cada muñeca tenía mi cara impresa en su cabeza.
Mientras trataba de procesar lo que estaba viendo, escuché otro susurro detrás de mí. Me di la vuelta y vi a una mujer de aspecto siniestro, con cabello oscuro y un vestido blanco que parecía flotar a su alrededor. Me preguntó por qué había entrado en su casa, y no pude responder.
La mujer me condujo a una habitación en la parte trasera de la casa. Todo en la habitación parecía normal, pero había algo extraño en el aire. La mujer me dijo que me sentara y me ofreció té. Bebí el té con la esperanza de calmarme, pero de repente comencé a sentirme mareado y débil.
Caí al suelo mientras la mujer reía. Me di cuenta de que ella había estado planeando esto todo el tiempo. Había estado usando las muñecas con mi cara para hacer un vudú sobre mí. Me había envenenado con el té y ahora estaba muriendo lentamente en sus manos.
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Excelente relato , mantiene viva la emoción, nos busca , nos encierra en esa casa y los sucesos de terror, buena pluma e imaginación.
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