Nuevo hogar
La montaña de papeles sobre su mesa cada día era mayor. A veces pensaba que era incapaz de llevar sobre sus hombros tanta carga de trabajo, pero todo lo hacía para conseguir una vida mejor, una vida que le alejase de todo lo que estaba pasando.
En los últimos meses había avanzado bastante con su trabajo, y cada vez tenía más esperanzas de poder salir de aquella basura en la que se había convertido su mundo, su hogar.
Rara era la vez que salía a la calle y no veía cómo la gente se disparaba o se pegaba por conseguir algo que llevarse a la boca. Por suerte, sabía que sus días en aquel mundo estaban llegando a su fin, y que un nuevo horizonte se abría paso.
Pero para ello debía confiar en todo su equipo… Un equipo formado por más de treinta personas y a la que tenía en gran estima, pero sobre todo a su mano derecha, Eva. Era una chica rubia y de armas tomar; ya ni recordaba cuánto hacía que la conocía.
Aunque su trabajo le daba más de un quebradero de cabeza, tenía la tranquilidad de que su jefe le daba bastante libertad. Es más, poco sabía de él. Apenas tuvo contacto con él cuando lo contrataron, y casi nunca se dejaba ver por su lugar de trabajo. Se podría decir que dejaba al equipo a su suerte en muchas ocasiones. De su aspecto sólo sabía que era un hombre corpulento y de barba blanca.
Con el paso de las semanas habían avanzado bastante, y estaban prácticamente preparados para llevar a cabo el plan que los llevaría a todos a un nuevo mundo, un nuevo hogar en el que poder dejar atrás toda la miseria y crear una nueva civilización más avanzada. Sabían los errores que habían cometido en ese mundo, y no querían volver a repetirlos.
Tras un mes de duro trabajo y largas horas, habían trazado un plan. ¡Ya lo tenían! La maniobra estaba clara.
En primer lugar, iría un equipo formado por dos colonizadores. Ellos serían los encargados de estudiar por completo la zona y analizar cómo era la vida en ese lugar. Con el paso del tiempo y tras tener total certeza de que su vida y la de sus descendientes en ese lugar esa viable, el resto de los habitantes del mundo se desplazarían hasta allí.
El viaje no iba a ser fácil. Les esperaba un largo camino. No sabía qué se encontrarían ahí fuera, pero su deseo de empezar algo nuevo les hacía pensar poco en las consecuencias. Así fue cómo llegó el día de abandonar ese sucio planeta en aquella nebulosa lejana y luchar por forjarse un horizonte en un nuevo planeta.
Al frente de esa pareja de colonizadores se encontraba Eva, que sería la encargada de velar por el cumplimiento de la misión, y junto a ella viajaría Adán, su inseparable amigo y compañero, en su antiguo mundo y en lo que conocerían como Tierra.
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