Entrevista Cristina Arias

Entrevista Cristina Arias
Índice
  1. ¿Qué te inspiró a escribir La mirada áptera? ¿Hubo algún evento en tu vida que marcara el inicio de este proyecto?
  2. En el libro hablas del dolor de la pérdida y del amor destruido. ¿Cómo fue el proceso emocional de convertir ese dolor en poesía?
  3. ¿Por qué elegiste el título La mirada áptera? ¿Qué significado especial tiene para ti?
  4. La crudeza y honestidad en tus versos es muy evidente. ¿Te resultó difícil exponer tus emociones de una forma tan abierta?
  5. ¿Tienes alguna rutina o ritual creativo cuando te sientas a escribir? ¿Cómo es ese proceso?
  6. ¿Cuáles son tus influencias literarias? ¿Hay algún poeta o autora que haya dejado huella en tu estilo?
  7. El libro transmite una gran carga emocional. ¿Cómo equilibras esa intensidad con la creación artística?
  8. ¿Cuánto tiempo te tomó escribir esta colección de poemas? ¿Fueron momentos de inspiración espontánea o un proceso más largo y deliberado?
  9. ¿Qué papel juegan el amor y la muerte en tu vida y cómo logras reflejarlos en tu obra?
  10. Para finalizar ¿algo que quieras decir?

¿Qué te inspiró a escribir La mirada áptera? ¿Hubo algún evento en tu vida que marcara el inicio de este proyecto?

El evento principal fue la muerte de una amiga. Yo estaba escribiendo distintos poemas sin saber del todo hacia dónde iba a ir mi tercer libro, pero este hecho cambió por completo el rumbo de lo que estaba haciendo. Es por ese motivo que el prólogo del libro, también escrito en verso, trata sobre la pérdida de esta persona.

En el libro hablas del dolor de la pérdida y del amor destruido. ¿Cómo fue el proceso emocional de convertir ese dolor en poesía?

Creo que la cita inicial de Franco Battiato es clave para comprender este punto. El dolor tiene en la poesía una vía de escape, pero también lo transforma en homenaje, en arte; en definitiva, en belleza. Pensé que el dolor no debía salir como si la poesía supusiera un purgante, sino que debía transformar todo ello en un regalo, en un homenaje a una realidad que ya no existe. Cada vez que escribía, concebía todos y cada uno de los poemas como piezas de orfebrería. A pesar de su temática o la crudeza de algunas partes, no deseaba regodearme en el dolor, sino compartirlo y dar un reflejo del mismo para quien pudiera necesitarlo.

¿Por qué elegiste el título La mirada áptera? ¿Qué significado especial tiene para ti?

La mirada de todas las personas puede hablar por sí sola y permanecer en nuestro recuerdo para siempre. Posee una intensidad que otros gestos no tienen. El hecho de que no tenga alas se relaciona con las antiguas Victorias aladas de la mitología griega. En este caso, esa mirada que no tiene alas y permanece ocupando todo el espacio es un símbolo de la derrota. Este libro es una reflexión y una asunción de la derrota.

La crudeza y honestidad en tus versos es muy evidente. ¿Te resultó difícil exponer tus emociones de una forma tan abierta?

Agradezco mucho que se considere que mis versos son honestos. Es algo que intento siempre y me alegra que se ponga en valor o se mencione. No suele ser difícil para mí exponer sentimientos. Lo que no deseo hacer, por lo general, es exponer situaciones concretas. Los sentimientos son universales, todos podemos compartirlos y mirarnos en ellos. Si no se reflejan de forma verdadera, no merece la pena compartirlos, puesto que se cae en la impostura. Y si la verdad a veces es cruda, así se debe reflejar. Todo lo demás son fuegos de artificio. Y el artificio se puede dar en la forma, en los datos; pero no en lo que subyace bajo todo ello.

¿Tienes alguna rutina o ritual creativo cuando te sientas a escribir? ¿Cómo es ese proceso?

Es un proceso lento y “ovíparo”, que diría Unamuno. Siempre llevo conmigo un cuadernito y un bolígrafo, y en él escribo, a vuelapluma y cuando puedo, las ideas que me vienen a la mente. Después, paso esas ideas a un documento de Word y, desde ahí, voy puliendo aquellas que considero en cada momento. Una vez terminada cada pieza, la paso a un documento definitivo. Y siempre con música. La música es fundamental para mí a la hora de escribir.

¿Cuáles son tus influencias literarias? ¿Hay algún poeta o autora que haya dejado huella en tu estilo?

En mi estilo no lo sé. No me siento capaz de meterlo en un compartimento estanco, aunque ello no quiere decir que sea el colmo de la originalidad. Tuve una etapa muy becqueriana, por decirlo de algún modo, pero mis influencias vienen de todas partes. Últimamente me estoy dejando fascinar por Gloria Fuertes, Emily Dickinson y Manuel Vilas. En este libro, mis mayores influencias son más bien musicales: Vainica Doble y Serrat siempre están en mi cabeza. Son importantísimos en mi forma de ver el mundo, aunque no creo que estén presentes en mi estilo.

El libro transmite una gran carga emocional. ¿Cómo equilibras esa intensidad con la creación artística?

La parte de la idea sale a borbotones, al estilo garcilasiano de “Salid sin duelo, lágrimas corriendo”. Una vez que el sentimiento se ha manifestado, se equilibra con el martillo y el cincel. Hay que podar y pulir la forma hasta que considero que queda correcta para expresar el sentimiento que lo empezó todo.

¿Cuánto tiempo te tomó escribir esta colección de poemas? ¿Fueron momentos de inspiración espontánea o un proceso más largo y deliberado?

Tardé cinco años en escribir este libro. Más que nada, porque entre unos poemas y otros hubo simas bastante profundas de silencio. En un primer momento, se fue dando por momentos de inspiración, pero la estructura final y el orden de los poemas fue un proceso deliberado, meditado y corregido muchas veces hasta llegar al resultado final.

¿Qué papel juegan el amor y la muerte en tu vida y cómo logras reflejarlos en tu obra?

El amor es una idea central en mi vida. Es la más elevada expresión de nuestra vida con otros. Todas las facetas del amor, incluida la amistad, me parecen la piedra angular de las relaciones humanas. En mi opinión, la muerte es algo que existe, pero hay que prestarle la atención justa para apreciar la vida mientras nos dure y así no tener que arrepentirnos una vez que nos toque marchar. Lo que siempre he intentado transmitir en mi obra es que ambas realidades, sobre todo la primera, tienen múltiples facetas, y que asumir tanto lo horrible como sublime de cada una es positivo, de un modo u otro. No debemos obviar el dolor, sino vivir con él y aprender de esa frágil convivencia, porque el amor y la vida también existen, y la felicidad puede llegar y debe ser vivida del mismo modo que la desdicha.

Para finalizar ¿algo que quieras decir?

Simplemente quiero agradecer la oportunidad de hablar sobre este libro y deseo que las experiencias sobre las que trata puedan compartirse y gusten, a pesar de que no sean muy amables. Muchas gracias por todo.

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