Entrevista Borja Ribera

Borja Ribera
Índice
  1. ¿Qué te motivó a situar ambas historias en Banyeres de Mariola? ¿Qué tiene este pueblo que lo convierte en el escenario ideal para tus novelas?
  2. ¿Cómo desarrollaste los personajes principales, como el sargento Guerrero y Lucía Rodríguez, y qué los hace únicos dentro del género policial?
  3. ¿Cómo influye la ambientación de festividades locales, como la cabalgata de Reyes Magos y la Fireta medieval, en la trama de ambos libros?
  4. En Se acabó la magia, cada personaje tiene secretos que intenta ocultar. ¿Cómo manejaste la construcción de estas mentiras y su influencia en el desarrollo de la historia?
  5. ¿Qué fue lo más difícil de escribir una secuela como Se acabó la función, que mantiene la tensión tras los eventos de la primera novela?
  6. ¿Qué desafíos enfrentaste al abordar el tema de la venganza en Se acabó la función? ¿Cómo afecta este tema a los personajes y a la trama general?
  7. Lucía Rodríguez pasa por una transformación emocional importante entre ambos libros. ¿Qué cambios experimenta y cómo evoluciona su rol en la historia?
  8. ¿Cómo gestionas el suspense y el ritmo en estas novelas para mantener al lector intrigado desde el primer asesinato hasta el desenlace?
  9. ¿Cuál fue tu proceso de investigación para darle realismo a los procedimientos policiales y al trasfondo del crimen en ambas novelas?
  10. Para finalizar ¿algo que quieras comentar?

¿Qué te motivó a situar ambas historias en Banyeres de Mariola? ¿Qué tiene este pueblo que lo convierte en el escenario ideal para tus novelas?

Después de probar un lugar indeterminado (Todo a su tiempo), el norte de la isla de Cerdeña (La verdad no descansa en Cerdeña) y un pequeño pueblo estadounidense en los años 50 y 60, Port Jervis (Y el cielo se hizo infierno), llegó el turno de llevar el crimen a España. No hay mejor lugar para ambientar una historia que el pueblo en el que se ha criado uno mismo.
Banyeres de Mariola tiene sobre 7000 habitantes, está rodeado de montañas y se convierte en el escenario perfecto para quedarse incomunicado tras una gran nevada. Después llega el crimen y el autor está dentro, no puede escapar de las autoridades. Tampoco pueden llegar refuerzos de fuera; es la Guardia Civil, con la ayuda de la Policía Local, la encargada de resolver el caso antes de que aumente el número de muertos.

¿Cómo desarrollaste los personajes principales, como el sargento Guerrero y Lucía Rodríguez, y qué los hace únicos dentro del género policial?

No me atrevería a decir que son únicos, pero sí que sus problemas no están relacionados con traumas del pasado o de la niñez como podemos encontrar en muchos bestseller actuales. Tampoco viven obsesionados con su trabaja, no le dedican las 24 horas del día.
Tienen problemas, por supuesto, pero son consecuencia de sus últimas decisiones, por su vida diaria fuera de ámbito laboral. Todo esto se va desgranando poco a poco a través de la novela.

¿Cómo influye la ambientación de festividades locales, como la cabalgata de Reyes Magos y la Fireta medieval, en la trama de ambos libros?

Son días en los que la gente sale a la calle, haga frío en Navidad (Se acabó la magia) o calor en verano (Se acabó la función). Ambas historias están contadas en primera persona desde el punto de vista de distintos personajes. La protagonista absoluta es Lucía Rodríguez, pero hay mucha información que ella desconoce y el lector se entera por dichos personajes. Y para eso necesitamos movimiento, que no se queden en casa.

En Se acabó la magia, cada personaje tiene secretos que intenta ocultar. ¿Cómo manejaste la construcción de estas mentiras y su influencia en el desarrollo de la historia?

La historia comienza fuerte: un grupo de adolescentes encuentra un cadáver enterrado en la nieve. Desde ese momento retrocedemos tres días y conocemos a los distintos personajes. En esta primera parte, un pelín lenta según varios lectores, como lector debemos descubrir la identidad de la víctima al mismo tiempo que conocemos qué esconde cada uno. Vamos, que cualquiera puede haber muerto o haber asesinado. A eso le sumamos una desaparición, sumamos otro nombre a ambas listas.

Una vez descubierta la identidad, la historia se precipita con hechos más que con palabras. Ahí entra en juego todos esos secretos descubiertos hasta dar con la identidad del autor del crimen.

La única manera de manejar esas mentiras es dotar de vida propia a cada personaje. Es el aspecto que más me cuesta en el momento de crear una historia, diferenciar a los personajes para que ni actúen ni hablen igual. Con cada novela se mejora, no es un proceso sencillo.

¿Qué fue lo más difícil de escribir una secuela como Se acabó la función, que mantiene la tensión tras los eventos de la primera novela?

Nunca tuve en mente escribir una secuela. La primera acaba con todo cerrado para el lector. Al leer el epílogo tú sabes qué ha pasado, pero los protagonistas lo desconocen. A ellos los dejé con un misterio sin resolver, sobre todo a la jefa Rodríguez.

La secuela trata precisamente en que los personajes conozcan la verdad. Y para ello debe correr de nuevo la sangre en las calles de Banyeres.  A fin de cuentas, son novelas de misterio y crimen.

¿Qué desafíos enfrentaste al abordar el tema de la venganza en Se acabó la función? ¿Cómo afecta este tema a los personajes y a la trama general?

Poco puedo contestar a esta pregunta sin caer en spoilers. La venganza está muy presente en ambas novelas, es la motivación que lleva a los antagonistas a decidir cruzar la línea que separa el bien del mal. Los llamo antagonistas porque son los encargados de arrebatar vidas, pero creo que cualquier lector se puede sentir identificado con ellos una vez se conoce por qué lo hacen. Si tuviera que ponerme en su piel no sé si me consideraría un monstruo o alguien capaz de tomar decisiones difíciles cuando la justicia falla.

Lucía Rodríguez pasa por una transformación emocional importante entre ambos libros. ¿Qué cambios experimenta y cómo evoluciona su rol en la historia?

Como protagonista de la bilogía, está destinada a sufrir. Así la imaginé antes de comenzar la escritura de la primera novela. Quizá por eso es el personaje más real de toda la historia, porque comete varios errores, como cualquiera de nosotros, e intenta solucionarlos. No puedo mencionar lo que le sucede en ninguna de las dos historias, hay que leerlas para descubrir cómo evoluciona, cómo lidia con su vida personal cuando en un pueblo en el que nunca pasa nada grave aparece un cadáver enterrado en la nieve.

Para la segunda novela, año y medio después de los hechos de la otra, tenía un destino distinto al que finalmente tuvo. Y me alegro de no haber tirado por ese camino porque es el personaje que más quiero de las cinco novelas que he escrito. Por eso lleva el apellido de mi madre.

¿Cómo gestionas el suspense y el ritmo en estas novelas para mantener al lector intrigado desde el primer asesinato hasta el desenlace?

Primero creo que la trama principal, cómo empieza (lo normal es empezar con un muerto, por todo lo alto) y cómo quiero que acabe. El final lo dejo semicerrado, no vaya a ser que por el camino encuentre una solución mejor de la planeada.

Después creo las subtramas, todos esos secretos mencionados arriba que tienen, o no, relación con el tema principal. Hay que jugar al despiste, los lectores de este género se las saben todas y es muy complicado sorprender.

Me atrevería a decir que las subtramas de la segunda parte están más logradas y juegan más con el lector. También es mi última novela (autopublicada en diciembre de 2023) y con cada nueva historia siento la mejoría, me es más fácil unir todas esas historias secundarias para crear una novela potente sin caer en el relleno de páginas.

¿Cuál fue tu proceso de investigación para darle realismo a los procedimientos policiales y al trasfondo del crimen en ambas novelas?

Para la primera lo tuve fácil: crear el escenario perfecto en el que no tenga que intervenir más gente de la mencionada. No es real que los locales investiguen un crimen como el descrito, pero la nieve impide que lleguen los agentes especializados. No es real, pero en un caso de necesidad como este, podría serlo.

En la segunda parte sí es que más ficción. Un nuevo asesinato, en verano… Es cierto que llega un inspector de la Guardia Civil e intento justificar la falta de efectivos por la escasez de fondos y de personal. En este aspecto, flojea la historia, pero era la única forma que encontré de darle el protagonismo necesario a los personajes de la primera parte.

Para finalizar ¿algo que quieras comentar?

Si quieres conocer Banyeres de Mariola y te pilla lejos, leer esta bilogía puede ser una buena opción. Quizá te animes a visitarnos después para encontrar los lugares mencionados. Sin muerte ni desapariciones, eso sí.

Ahora mismo estoy de lleno finalizando mi próxima novela. La intención es publicar antes de que acabe 2024. Es esta dejo en paz a mi pueblo, aunque no la Comunidad Valenciana, para contar una historia ocurrida a principios de los 2000 (todo ficción, aunque bien es conocido el ambiente que había en la zona durante aquellos años). Desapariciones, secretos, estupefacientes, mentiras… Un buen cóctel de todo lo que a mí me gusta encontrarme como lector.

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