Entrevista Jögo Bean

- "Ish’ala" nos introduce en un universo imaginario formado por hilos y sigue la búsqueda de un personaje mitológico desaparecido. ¿Qué te inspiró para crear este mundo único y la trama de la historia?
- ¿Puedes proporcionar más detalles sobre la criatura protagonista y su viaje en busca del personaje mitológico? ¿Qué desafíos enfrenta en su búsqueda?
- La historia promete redefinir la cosmovisión del protagonista. ¿Cómo exploras esta transformación en la narrativa y cómo afecta a la percepción del mundo por parte del personaje?
- En "256", la historia se desarrolla durante un viaje de 256 días a Titania, la luna de Urano. ¿Qué te llevó a establecer esta limitación de comunicación y restricción de caracteres para los mensajes de la tripulación?
- La obra se narra a través de un diario de viaje de una de las tripulantes. ¿Cómo utilizas este enfoque para explorar la experiencia personal de la protagonista y su relación con los demás miembros de la tripulación?
- Mencionas que la tripulación recibe formación para levantar una nueva colonia en destino. ¿Cómo abordas la dinámica de la preparación para la colonización en la historia?
- La historia combina elementos de ciencia ficción clásica con intriga de thrillers modernos. ¿Cómo logras equilibrar estos dos géneros y qué aspectos de cada uno aportas a la trama?
- La limitación de caracteres en el texto, 65536 en total, es un elemento único en la narrativa. ¿Cómo influenció esta restricción tu proceso de escritura y cómo afecta la experiencia de lectura?
- ¿Qué mensaje o reflexión esperas que los lectores obtengan de tus obras?
- Para finalizar ¿algo que quieras decir?
"Ish’ala" nos introduce en un universo imaginario formado por hilos y sigue la búsqueda de un personaje mitológico desaparecido. ¿Qué te inspiró para crear este mundo único y la trama de la historia?
Para mí no es algo tan extraño. He crecido metafórica y literalmente entre hilos y agujas porque mi madre siempre ha sido una apasionada de la costura; términos como pespuntes, hilvanes o remates me han resultado del todo cotidianos. Desde pequeño he convivido junto a cajas repletas de bobinas de hilo, armarios con patrones, telas de unos tipos y otros, etcétera. En cierta manera, se podría ver como que el universo de «Ish’Ala» no lo creé, sino que me fue dado y yo me limité a darle cohesión.
En cuanto a la trama, decir que, en este mundo común que hemos construido (el de la vida real), es algo habitual olvidar que nuestras acciones tienen repercusiones y que, en ocasiones, estas afectan a otras personas, ya sea de manera positiva o negativa. Se me ocurría que nuestra existencia está tejida junto a la de los demás en el lienzo de la vida; al estirar de nuestro hilo, el resto se ven afectados.
¿Puedes proporcionar más detalles sobre la criatura protagonista y su viaje en busca del personaje mitológico? ¿Qué desafíos enfrenta en su búsqueda?
En las primeras páginas del libro se introduce parte de la mitología que sustenta toda la historia. Ahí se describe cómo las deidades de «Ish’Ala», sus dos lunas, perdieron a su vástago durante un incidente de una época remota. Desde aquel momento, una de las razas envía anualmente a uno de los suyos para iniciar una peregrinación y tratar de encontrar a esa criatura. Uno de los primeros y principales desafíos radica en que es un viaje solitario. No se puede regresar hasta haber concluido la búsqueda. Nadie ha vuelto hasta el momento.
La historia promete redefinir la cosmovisión del protagonista. ¿Cómo exploras esta transformación en la narrativa y cómo afecta a la percepción del mundo por parte del personaje?
Es un proceso complejo del que no puedo desvelar demasiado sin destripar la historia. En líneas generales, exploro cómo afecta a la personalidad el hecho de poner al límite todas las creencias sobre las que se basa tu propia vida. En cuanto a cómo afecta a la percepción de su mundo, se puede resumir en que le ensancha los horizontes conceptuales; incorpora nueva información de manera abrupta y sobresatura su limitado conocimiento de la existencia.
En "256", la historia se desarrolla durante un viaje de 256 días a Titania, la luna de Urano. ¿Qué te llevó a establecer esta limitación de comunicación y restricción de caracteres para los mensajes de la tripulación?
Cuando X era joven y todavía tenía por logotipo un pajarito azul, los mensajes solían tener una limitación invariable que no podías extender pagando. Me propuse el reto de saber si podría escribir una historia bajo ese yugo de los caracteres máximos.
La obra se narra a través de un diario de viaje de una de las tripulantes. ¿Cómo utilizas este enfoque para explorar la experiencia personal de la protagonista y su relación con los demás miembros de la tripulación?
El texto presupone que cada tripulante tiene a su disposición un sistema de mensajería exterior similar al de la persona protagonista. Esos mensajes formarían parte de algún tipo de red social y quienes los leemos seríamos suscriptores o seguidores de la protagonista. Con esta premisa en mente, cada mensaje nos presenta el resumen del día que ha transcurrido (salvo alguna excepción de comunicación a media jornada); en ocasiones habla de sus logros, otras veces vuelca sus preocupaciones y, de vez en cuando, se queja sobre tal o cual tripulante.
Mencionas que la tripulación recibe formación para levantar una nueva colonia en destino. ¿Cómo abordas la dinámica de la preparación para la colonización en la historia?
En este caso, el sistema decide la formación que recibe cada tripulante. De ese modo se optimizan los recursos disponibles (por otra parte escasos). Al comienzo del viaje no hay equipos coloniales formados; de nuevo, el sistema es el encargado de asignar quién hace qué. ¿Qué repercusiones tiene esto? Pues ello deriva en una competencia feroz para cumplir las cuotas de trabajo impuestas y no quedarse fuera de los grupos que formarán colonia. No entro en demasiadas cuestiones técnicas por la evidente limitación de espacio de escritura.
La historia combina elementos de ciencia ficción clásica con intriga de thrillers modernos. ¿Cómo logras equilibrar estos dos géneros y qué aspectos de cada uno aportas a la trama?
Ambos géneros encuentran su punto de apoyo en ese monolito abstracto que es el giro principal del argumento. La exploración espacial y la posterior colonización son la motivación inicial de la historia, pero planteo la pregunta de «¿qué ocurriría si...». A partir de ahí, toda la ciencia ficción se pone al servicio del suspense y se hibrida en un único ente que trato de resolver durante lo que queda de trayecto. Sobre esta cuestión, tanto el libro físico como el digital incorporan un contador gráfico que se va llenando a medida que la nave se acerca al destino. De este modo, nosotras, como lectoras, nos angustiamos a medida que se acerca el final y la situación sigue sin estar del todo clara.
La limitación de caracteres en el texto, 65536 en total, es un elemento único en la narrativa. ¿Cómo influenció esta restricción tu proceso de escritura y cómo afecta la experiencia de lectura?
Evidentemente es una cuestión que incorpora una complejidad extra a la, ya de por sí, difícil tarea de transmitir una historia de manera eficiente y efectiva. Durante la escritura, tuve que dividir cada día en un bloque independiente para poder llevar la cuenta de los caracteres que iba gastando. Si escribía un espacio aquí o añadía un punto extra allá, después tenía que tenerlo en cuenta porque el epílogo de la historia ya no se encuentra en «modo diario» e iba a necesitar una cantidad exacta de espacio mínimo para decir todo lo que quería contar. A pesar del tremendo trabajo que hay detrás, finalmente me sobraron cinco puntos que yo quería añadir y que tuvieron que quedarse fuera. Son los cinco signos de puntuación que faltan al final de sus respectivas frases. Son fáciles de encontrar.
En cuanto al proceso de lectura, se debe conocer de antemano el tipo de obra que tienes entre manos. Hay quien espera un libro al uso y, cuando se encuentra ante doscientos cincuenta y seis mensajes cortos, se llega a sentir ultrajado. Si no añades una capa de entendimiento extra, el libro puede ir por un lado y tú por otro. Aun así, la segunda lectura revela aspectos que habían pasado por alto la primera vez. Y puede que con la tercera releída aparezca algo más que permaneció oculto.
¿Qué mensaje o reflexión esperas que los lectores obtengan de tus obras?
No sé si espero nada de eso. No me tienen a mí al lado para explicar cada frase, su significación y alcance, su justificación, etcétera. Al final, cada cuál entenderá lo que buenamente pueda o quiera, en función de su propio bagaje y capacidades. Yo me contento con que no les haya dado por cerrar el libro en la segunda página tan solo porque no se ajusta a los estándares a los que esa persona pueda estar acostumbrada. Los ritmos de la vida actual no permiten profundizar en nada que lleve más de uno o dos segundos entender. Eso, a todas luces, choca con mi producción literaria, incluida esta entrevista.
Por otra parte (sin que ello signifique negar lo anterior), todas aquellas obras que muestro al mundo tienen por objeto contribuir al diálogo común; mucha gente anda crispada por la vida. En cuestión de segundos puedes verte en medio de una reyerta, de un asalto o de un abuso. Si pudiéramos escucharnos y vernos sin que los prejuicios movilizasen nuestras acciones, tal vez el mundo sería mucho más amable y así se lo podríamos dejar a las generaciones posteriores. Es una empresa complicada sabiendo que este mismo párrafo es carne de chanza para una millonada de gente.
Para finalizar ¿algo que quieras decir?
Nada más allá del agradecimiento por el espacio y por haber leído hasta tan lejos.
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