Entrevista Rafael Sadoc Hernández

Rafael, cuéntanos sobre el origen de "Cuatro maneras de reír". ¿Cómo nació la idea para la novela y cuáles fueron tus principales fuentes de inspiración, considerando tu conexión con Cádiz?

Había publicado en 2016 El efecto Parot (una novela bastante controvertida basada en la liberación de presos terroristas por aquel entonces poca conocida doctrina Parot). Ese mismo año también  estaba intentando colocar un guion de largometraje sobre el caso de los ERE y los cursos de formación de la Junta de Andalucía. Un buen amigo, Álvaro Alonso, me dijo que dejara a un lado los temas tan espinosos y escribiera algo que no estuviera andando en el filo de la navaja de lo correcto o incorrecto.  Que escribiera por ejemplo sobre cine, de cómo se hace el cine. Ahí nació la idea de Cuatro maneras de reír.

¿La conexión con Cádiz…? Es el centro de mi universo, Cádiz está en todo lo que escribo. Ese particular sentido del humor, la ironía, el sarcasmo, la “carga gaditana” forma parte habitual de mí día a día.

Hablemos sobre tu estilo de escritura. ¿Cómo describirías tu propio estilo narrativo y de qué manera crees que contribuye a la experiencia de lectura en "Cuatro maneras de reír"?

Antes de autor de novelas, me considero guionista. Entonces, llevado a la práctica, la manera de escribir creo que es más directa. Estudié guion en la extinta Escuela de Cine de Puerto Real (me gusta denominarla Port Royal). El estilo narrativo que utilizo es muy visual, creo que es debido a los estudios de narrativa de guion.

Luego estaba lo de hacer cine, lo de construir sueños, desnudar el alma. Tenía claro que los protagonistas deberían ser gente joven. Es el principal motivo de ubicar la trama dentro de un instituto.

La novela parece explorar la construcción del cine. ¿Cómo abordas este tema en la historia y de qué manera se entrelazan las historias cruzadas para ofrecer una experiencia envolvente al lector?

Participé en NOTODOFILM gracias a Javier Fesser. Allí conocí al tristemente hoy desaparecido Roberto Pérez Toledo, también a Jordi Villarroya, gente que son un referente en el mundo del cortometraje. Quería contar  lo complicado o fácil que puede llegar a ser  crear una historia de tres minutos y plasmarla en imágenes. Debía desarrollar al menos cuatro cortos dentro de la novela, cuatro historias de jóvenes que pudieran ser atractivas para el lector.  De cómo nacen, se desarrollan, se proyectan y el resultado posterior de su visionado.

¿Puedes hablarnos de los desafíos creativos que enfrentaste durante la escritura de la novela? Especialmente al construir una trama con giros excelentes y personajes convincentes

Es vital leer, para escribir con un mínimo de calidad necesitas leer muchísimo. Los giros los vas creando a medida que construyes los personajes, importantísimo que parezcan reales, que te recuerden a un vecino, colega, amigo o cualquier compañero de trabajo. Soy un adicto consumidor de cine. Siempre digo que he tenido la suerte en la vida de conocer a dos genios: Javier Fesser y Antonio Martínez Ares. Ambos están tocados con esa varita divina de la genialidad. Y los dos coincidían en que “ya está todo escrito”. ¿Cuántas novelas, comics, películas, cortos, se han hecho? Es tan complicado crear algo original, ese giro de guion que te sorprenda, ese es el reto, ser original y a la vez divertido.

Dado que el libro no cuenta con críticas de medios reconocidos, ¿cómo valoras la importancia de las opiniones de amigos y familiares en comparación con las críticas de expertos literarios?

Me hubiera encantado poder recibir críticas de expertos literarios, pero al no llegar hasta ellos aprendes a subsistir enviando la novela antes de ser publicada a conocidos y amigos. Luego, de sus comentarios, corrijo tramas o situaciones que parezcan aburridas. Cada uno sobrevive como puede en este mundo tan difícil que es la literatura “profesional”. Aquí me gustaría decir lo importante que es la editorial que te publique. No he tenido suerte, me explico mejor: la editorial CALIGRAMA no ha hecho la labor que esperaba en publicidad, tampoco en difundir la novela en prensa, radio, TV. Aquí lo poco que se ha movido Cuatro maneras de reír, ha sido porque me lo he currado yo. Eso además de cansar, frustra. Al menos es mi particular manera de verlo.

La novela se describe como "difícil de dejar de leer hasta llegar al final". ¿Cómo logras mantener un ritmo que enganche a los lectores desde el principio y cuáles son las claves para crear una narrativa envolvente?

En la propia pregunta está la respuesta. El RITMO. Esa creo humildemente que es la clave. El pulso narrativo. Desde el primer momento necesitas captar la atención del lector. Luego, presentar los conflictos interiores de los personajes principales de la novela, ¿qué habita dentro de ellos? Por supuesto es imposible  aburrir, si te aburres con su lectura estás perdido. Has matado el ritmo.

Cuéntanos, ¿cómo planeas abordar futuras críticas y comentarios de los lectores?

Vuelvo a Cádiz, al inicio de todo. Me he criado muy cerca de un cine, pasé mi infancia y adolescencia viendo películas entre sus cuatro paredes. Con catorce años le pedí a mis padres por reyes un reproductor de super ocho. Ellos me regalaron un Cine Exín y dos películas, una de Asterix y otra de Chaplin. Supe en aquel instante que jamás podría estudiar cine, entonces decidí hacer los más parecido que había a mi alrededor a crear películas. El carnaval de Cádiz. Construir chirigotas y comparsas me hizo aprender a escribir, verlas venir  muy rápido y sobre todo, a saber convivir con la crítica feroz de tus amigos carnavaleros, que aquí son legión. Eso me educó a soportar y aprender de la crítica, os prometo que la llevo bastante bien y siempre saco una lección de cualquier comentario que me haga un lector por muy cruel que pueda parecer.

Finalmente, ¿puedes adelantar algo sobre tus proyectos futuros?

Tengo una cuarta novela terminada. El otoño de los traidores. Estoy en el proceso de encontrar la EDITORIAL ideal para ella. Os adelante una breve sinopsis:

“En un futuro no muy lejano, una España con el ejército en las calles de Catalunya.  Obtiene por primera vez en su historia un empate técnico en el Congreso de los diputados. 175 diputados del PLOF (la suma de las derechas) y otros 175 del LSD (la suma de las izquierdas). Diez días antes de la votación final, todo hace indicar que habrá una nueva repetición de las elecciones.  Entonces se filtra que un diputado del PLOF, León de la Rubia, podría cambiar su voto. Ese hecho concreto provocaría la victoria de la izquierda ocho años después”

Es una novela de acción, cargada de sarcasmo e ironía, actual, muy política y sobre todo INCORRECTA, decididamente INCORRECTA.

¿Planeas explorar temáticas similares o tienes en mente nuevos géneros y enfoques creativos?

Por hablar de exploraciones, el otro día me hicieron una de colon. Ahora ya en serio,  realicé un largometraje experimental con un irrisorio presupuesto de nueve mil euros. Está en youtube y se titula The beautiful Cádiz. Para aquellos no que lo sepan. Cuando logre publicar El otoño de los traidores, si lo consigo…. Tengo claro mi quinta aventura literaria, hace meses que ya trabajo en ella,  pero antes hay que lograr publicar la cuarta.

Para finalizar ¿algo que quieras decir?

Para todos los que sueñan con llegar a ser autores de novelas, me gustaría decirles: “Que es necesaria la fragilidad de un poeta y la resistencia de un boxeador para lograr ser un escritor profesional. Que publicar una novela “DIGNAMENTE” es tan difícil como mover una piedra de una tonelada de peso. Se necesita ayuda, editoriales que apuesten por tu obra, por tu manera de crear. Ojalá esta entrevista ayude a publicar mi cuarta novela y a que se sigan vendiendo ejemplares de las tres anteriores: La corona de San Esteban, El efecto Parot y Cuatro maneras de reír.

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