Entrevista Albert Villanueva
- ¿De dónde te viene la afición por escribir? ¿Tuviste una niñez llena de libros?
- ¿El género negro es una vertiente que te permite ser tú mismo?
- ¿Cuál es la mayor fuente de inspiración de “Pactos”?
- ¿Quién te sirvió de ejemplo para saber cómo actuaría el inspector de los asesinatos en serie de “Pactos”?
- ¿Es cierto que escribir pactos requirió que superaras algunas etapas de bloqueo creativo?
- ¿En esta el asesino en serie actúa como cualquier otro?
- ¿Por qué retroceder tanto en el tiempo para averiguar la causa del asesinato de la madre de Pruna?
- ¿” Pactos” tiene alguna similitud con tus otras novelas?
- ¿Qué le ofreces a tus lectores con esta nueva novela?
- Por último ¿algo que nos quieras decir?
¿De dónde te viene la afición por escribir? ¿Tuviste una niñez llena de libros?
Las ganas de escribir las tengo desde la adolescencia. Recuerdo como los profesores de literatura que tuve en BUP supieron plantar la semilla que me ha traído hasta aquí.
Participé y gané algún concurso literario en el colegio y recuerdo con cariño las palabras de Tomás Ortega, mi profesor de Literatura: “Villanueva, usted algún día ganará un premio literario…” No puedo dejar de sonreír cuando me acuerdo de aquel día, pues nunca me había llegado a plantear publicar nada.
Y no fui un niño rodeado de libros… No recuerdo haber leído en demasía antes de los doce o trece años. Pero un día cayó en mis manos “Diez negritos”, de Agatha Christie, y no pude dejar de leer en toda la tarde. Creo que aquel fue el primer sábado que no salí a la calle a jugar. Me era imposible dejar de leer. Creo que ese fue el inicio del lector compulsivo que soy ahora.
¿El género negro es una vertiente que te permite ser tú mismo?
Creo que un escritor debe ser, primero de todo, fiel a sí mismo y a su personalidad y gustos. Es aquello que hemos escuchado tantas veces: “Un escritor escribe para él”. Creo que no importa el género que se utilice. La escritura no se puede forzar ni adulterar.
Por otro lado, creo que vivimos en la época de la etiqueta. Existe una especie de obsesión con las etiquetas en la literatura. Y en la novela negra se está llegando al paroxismo del etiquetado. Para mí, todas las novelas hablan de lo mismo: de sentimientos humanos, de las miserias humanas. Desde el tiempo de los griegos, la literatura siempre habla de amor, desamor, celos, venganza, odio…
Al final, las etiquetas solo sirven para los libreros, para saber dónde deben colocar los ejemplares…
¿Cuál es la mayor fuente de inspiración de “Pactos”?
El día a día de nuestra realidad nos da, a los escritores, materia para nuestras obras. A menudo, una noticia, un hecho que vemos en la prensa o en las noticias, nos da pie para ficcionar sobre él.
En mi caso, “Pactos” parte de imaginar cómo hubiera gustado al grupo de siete matrimonios al que pertenecían mis padres poder pasar los últimos años de su vida en la misma residencia de ancianos. Esas siete parejas lo hacían todo juntos: fiestas, comidas, vacaciones. Yo he ficcionado esa opción de reunirse todos en la misma residencia de ancianos gracias a lo que yo llamo un “pacto de amistad”.
A partir de ahí, la introducción de un “pacto de venganza” hará que la obra se convierta en una novela negra.
¿Quién te sirvió de ejemplo para saber cómo actuaría el inspector de los asesinatos en serie de “Pactos”?
Desde hace más de treinta años, el noventa por ciento de mis lecturas son de género negro. Así que me he cruzado con investigadores, detectives y policías de todos los colores y comportamientos.
Estoy seguro de que todas las lecturas que he realizado en los últimos años han influido, de una u otra manera, en la personalidad de mi inspector Pruna.
Es cierto, también, que tengo amigos en los Mossos d’Esquadra y en la policía y he consultado con ellos algunos aspectos de la investigación.
Pero, Miquel Pruna tiene aproximadamente mi edad y nació en la misma ciudad que yo. No es extraño, pues, que mi personaje tenga muchas cosas mías…
¿Es cierto que escribir pactos requirió que superaras algunas etapas de bloqueo creativo?
Dediqué la primera mitad de 2019 a guionizar las tres historias que pienso escribir con Pruna de protagonista. En el verano de ese año comencé con la escritura de “Pactos”.
Pero en marzo llegó la pandemia de Covid y allí se paró todo. Soy profesor de Secundaria y esos meses del 2020 fueron una locura: clases on-line, preparación de material, consultas… Además me embarqué en un programa musical de radio por Internet que estuvo en antena 69 días consecutivos. No escribí ni una línea en todo ese tiempo.
Llegó septiembre de 2020 y volvimos a las clases presenciales. Pero entonces me pasó otra cosa. Por las tardes, llegaba a casa muchísimo más fatigado. Imagino que hablar todo el día con mascarilla, la tensión y los miedos hacían que me cansara mucho más. Y eso hacía que me fuera imposible mantener mis rutinas creativas. Con lo cual, no pude retomar la escritura hasta inicios del 2021. Y entonces decidí reescribir todo lo que llevaba escrito… Reescribí el tercio de novela que ya tenía para pasarla de primera a tercera persona.
¿En esta el asesino en serie actúa como cualquier otro?
Tenía dos objetivos claros desde el principio respecto a mis asesinos. Uno era que al final el lector sintiera empatía por ellos. Creo que los asesinos en serie abundan en las películas y en las novelas, pero no en la realidad. Creo que cualquier persona, en unas circunstancias determinadas, puede convertirse en asesino.
El otro objetivo que me marqué era mostrar cómo el deseo de venganza que se alarga durante muchos años tiene dos aspectos nocivos. Uno es que la obsesión por la venganza no te deja vivir, no te deja saborear el día a día, se convierte en una adicción que se apropia de tu vida. El otro es que, después, cuando llega el momento de llevar a cabo esa venganza, te das cuenta de que eso tampoco te llena, que no te satisface, que no te cura las heridas…
¿Por qué retroceder tanto en el tiempo para averiguar la causa del asesinato de la madre de Pruna?
Me gusta escarbar en el pasado y en la historia. Tal vez sea deformación profesional, ya que como he dicho soy profesor…
Desde que me lancé a escribir ficción, decidí que en mis obras aparecerían algunas épocas y algunos hechos poco conocidos de la historia de Gavà, mi ciudad. Así, en mi anterior novela me centraba en los movimientos anarquistas de los años veinte y treinta en Barcelona. En esta novela retrocedo hasta el año 1962, año de las grandes riadas que asolaron el Vallés y también Gavà.
En una época en que se habla tanto de Memoria Histórica, creo que debemos reivindicar aquellos episodios del pasado que han quedado solapados por los grandes acontecimientos y que son muy desconocidos por la mayoría.
¿” Pactos” tiene alguna similitud con tus otras novelas?
Aunque hay pocas similitudes entre mis dos novelas, alguna que otra podríamos encontrar...
Mi novela anterior se etiquetó como novela histórica, porque se centraba en el primer tercio del siglo XX, pero también tenía algo de investigación, sin llegar a ser una novela negra o policíaca.
Otra cosa en común es que, como he dicho, en las dos aparecen momentos históricos del pasado que tienen peso en el argumento.
Y por último, los protagonistas de ambas novelas tienen cosas en común: edad, los dos son hijos de Gavà, los dos se fueron del pueblo y a los dos los atormenta el pasado. Además, Julia Rovira, la protagonista de “Por hacer a tu muerte compañía” aparece en “Pactos” para ayudar al inspector Pruna.
¿Qué le ofreces a tus lectores con esta nueva novela?
Principalmente, una historia que creo que engancha desde el principio y que se lee de tirón. Y que te hace replantear ciertas cosas y, seguramente, acabar sintiendo empatía por los asesinos.
Por último ¿algo que nos quieras decir?
Tengo guionizadas dos novelas más protagonizadas por el inspector Pruna. Así que serán tres las historias protagonizadas por este Mosso d’Esquadra. Ya he comenzado la escritura de la segunda, pero, paralelamente, también he empezado una novela que habla del exilio y que quiere ser un homenaje al medio millón de españoles que tuvieron que cruzar la frontera al acabar la Guerra Civil.
Pero, en fin, a las dos les queda un largo camino hasta que lleguen a estar publicadas. El tiempo es el que es…
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